Los vehículos contienen una gran cantidad de materiales reciclables, como acero, aluminio, cobre, plásticos y vidrio. Al reciclar un coche, se pueden recuperar estos materiales y reutilizarlos en la fabricación de nuevos productos, reduciendo así la necesidad de extraer recursos naturales.
Además, muchas piezas de los coches todavía están en buen estado y pueden ser reutilizadas en otros vehículos, lo que promueve la economía circular y disminuye la producción de nuevas piezas, reduciendo el consumo de energía y las emisiones de CO₂ asociadas a su fabricación.
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